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Sautuola / XXI Instituto de Prehistoria y Arqueología “Sautuola” Santander (2016 ), 117 - xx Vasa escaria. Contribución al estudio de la vajilla metálica de época tardorromana a partir de varios hallazgos recientes en la ciudad de Cástulo (Linares, Jaén) Vasa escaria. Contribution to the study of the metal vessel in the late Roman period from recent finds in the city of Cástulo (Linares, Jaén) David EXPÓSITO MANGAS1 Bautista CEPRIÁN DEL CASTILLO2 Abel Manuel JIMÉNEZ CRUZ3 María de la Paz LÓPEZ RODRÍGUEZ4 Marcos SOTO CIVANTOS5 RESUMEN El conjunto arqueológico de la ciudad ibero-romana de Cástulo (Linares, Jaén) es un enclave con una secuencia cronológica dilatada de más de 4.000 años de antigüedad. Los trabajos que se vienen desarrollando de forma ininterrumpida desde 2011 han proporcionado el hallazgo de numerosos vestigios adscritos a cada una de esas épocas. Desde 2012, las labores se intensifican en el área central geográfica de la meseta en la que se enclava la ciudad, documentando el entramado urbano allí construido, principalmente desde época altoimperial a la tardoantigüedad. El presente artículo detalla un conjunto de vajilla metálica aparecido en un contexto de remodelación urbana que aprovecha las estructuras amortizadas para la erección de un nuevo barrio a partir de los siglos IV-V d.C. ABSTRACT The archaeological site of the Ibero-Roman city of Cástulo (Linares, Jaén) has a long chronological sequence of more than 4,000 years. The work carried out since 2011 has found several vestiges attached to that time. Since 2012, the work has intensified in the main geographic area of the plateau where the city is located, documenting the urbanism there, mainly from the high imperial period to late Antiquity. The present article details a set of metal vessel discovered in a context of urban remodeling that took advantage of the amortized structures for the construction of a new neighborhood from the 4th-5th centuries. PALABRAS CLAVE: Cástulo. Ciudad Antigua. Tardoantigüedad. Vajilla metálica. KEYWORDS: Ancient city. Cástulo. Late antiquity. Metal vessel. I. INTRODUCCIÓN El Conjunto Arqueológico de Cástulo, en el término municipal de Linares en Jaén, se sitúa en el emplazamiento de la antigua ciudad ibero-romana del mismo nombre. Esta se encuentra emplazada en el Alto Guadalquivir, más concretamente, en la margen derecha del rio Guadalimar, sobre una meseta con una altura de entre 300 y 340 m.s.n.m. (Fig. 1). La ciudad de Cástulo fue unos de los centros capitales del sur peninsular durante la antigüedad, tanto por la extensión de su recinto amurallado como por su posición 1. Arqueólogo. Proyecto Cástulo Siglo XXI. Plaza Requena, nº 2. Baeza (Jaén). Correo electrónico: davidexpositomangas@hotmail.com 2. Arqueólogo. Proyecto Cástulo Siglo XXI. Calle Rentero, nº 10. Linares (Jaén). Correo electrónico: ceprian.castillo@gmail.com 3. Arqueólogo. Proyecto Cástulo Siglo XXI. Calle Pedro Poveda, nº 17, 2 º C. Linares (Jaén). Correo electrónico: abeljimarq@gmail.com 4. Restauradora/Conservadora. Proyecto Cástulo Siglo XXI. Calle Corredera, nº 76. Vilches (Jaén). Correo electrónico: mpazlopezrodriguez@gmail.com 5. Arqueólogo. Proyecto Cástulo Siglo XXI. Calle Cerrillo, nº 8. Vilches (Jaén). Correo electrónico: sotociv@hotmail.com ISSN: 1133-2166 estratégica en la cabecera del valle del Guadalquivir. La ciudad destaca como nudo principal de las vías de comunicación de la época y, a lo largo de su historia, tuvo un acceso privilegiado a los recursos mineros de Sierra Morena. El oppidum de Cástulo, primero, fue el más importante núcleo de población de la Oretania Ibérica, más tarde se constituyó en municipio romano, y finalmente, llegó a ser sede episcopal en época bajoimperial y tardoantigua. Los resultados de nuestro estudio se enmarcan dentro de dos proyectos de investigación sucesivos. El primero, denominado FORVM MMX, se llevó a cabo entre los años 2011 y 2014 y el segundo, aún en desarrollo, llamado CÁSTULO SIGLO XXI. Ambos proyectos han sido promovidos desde el Excmo. Ayuntamiento de Linares y redactados por el Instituto Universitario de Investigación de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén. Tales proyectos han sido financiados por la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia de la Junta de Andalucía y han tenido como uno de sus objetivos fundamentales conocer de manera más precisa la larga secuencia del asentamiento en distintas 118 VASA ESCARIA. CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LA VAJILLA METÁLICA DE ÉPOCA TARDORROMANA A PARTIR DE VARIOS HALLAZGOS... Figura 1: Panorámica general del yacimiento de Cástulo (Linares, Jaén). zonas del mismo6, para, a partir de las arquitecturas halladas, determinar cuáles son susceptibles de musealización y puesta en valor. II. ÁREA 1. CONTEXTO DEL HALLAZGO El lugar en el que se ha producido el hallazgo de los materiales, objeto de nuestro estudio, se encuentra en lo que hemos denominado Área 1 en nuestra investigación (Fig. 2). Dicha área se localiza en el centro geográfico de la ciudad, en la margen oeste del barranco del Moro, que conforma una vaguada que atraviesa buena parte de la meseta de Cástulo de norte a sur. En esa zona hemos hallado un gran edificio altoimperial de carácter público (denominado Edificio T) y unas termas bajoimperiales, también públicas. Se evidencia, por tanto, que esta área tuvo a lo largo de toda la fase romana imperial una clara vocación 6. Durante los años en vigor de ambos proyectos de investigación han salido a la luz un buen número de publicaciones, que incluimos en el apéndice bibliográfico. estatal. Sin embargo, en las fases tardoantigua / altomedieval, a partir del siglo V d.C., toda la zona ha perdido ya su antigua función y se utiliza para intereses particulares. En concreto, los materiales metálicos fueron localizados, junto con una gran cantidad y diversidad de material arqueológico, en un estrato cenizoso situado directamente sobre el pavimento de una estrecha calle, con una anchura algo menor de 3 m, que delimitaba el antiguo y ruinoso edificio T por el sur y desembocaba transversalmente en el Cardvs Maximvs. Ese estrato, con intrusiones de óxidos, se apoya lateralmente tanto en el muro sur del Edificio T como en los muros septentrionales de la manzana de casas que delimita meridionalmente la anterior calle. Por otro lado, la parte superior del estrato está sellado por una compacta capa de sedimento de color marrón claro que hemos interpretado como el resultado de la caída y erosión de muros de tapial cercanos. Así pues, tanto la gran cantidad y diversidad de material arqueológico contenida en el estrato, como la lectura del perfil estratigráfico de los niveles sedi- David EXPÓSITO MANGAS et alii 119 Figura 2: Imagen cenital tomada mediante drone. El rectángulo indica la zona objeto de estudio. En la parte inferior, detalle del nivel sedimentario en el que fueron exhumados los objetos; a la derecha, cuchara de cobre o aleación previa a su extracción. mentarios acumulados en la calle, nos induce a pensar que esta vía secundaria fue utilizada como un lugar de uso privado. El fenómeno de privatización de las vías urbanas es uno de los exponentes fundamentales de la transformación formal y funcional de la ciudad clásica romana a la tardoantigua cristiana (Diarte, 2011: 66), proceso gradual cuyo origen se remonta, al menos al siglo III d.C. (Diarte, 2011: 825). En nuestro caso el inicio de la privatización de la calle comenzaría en algún momento de la segunda mitad del siglo IV d.C. y se desarrollaría hasta mediados del siglo V d.C., momento en el que se produce el paulatino abandono del lugar. Esta horquilla cronológica se ha deducido desde la complementación de analíticas de datación absolutas y relativas. Por un lado, se ha realizado el análisis de carbono-14 a dos muestras de semillas de aceituna carbonizadas halladas en el estrato cenizoso. Estas nos ofrecen un recorrido cronológico con fechas calibradas a 2 sigmas que van del 315405 (muestra Beta-408323:1700±30 BP) al 395540 (muestra Beta-408322:1600±30 BP). Por otro lado, se han datado de manera relativa el material arqueológico cerámico de ese nivel sedimentario. De esta manera, si a las fechas absolutas más tempranas (Beta-408323:1700±30 BP) solapamos las fechas ofrecidas por las cerámicas más antiguas de A.R.S.W.D como un fragmento de copa Hayes 71a (375-400/420) (Serrano Ramos, 2005: 242) o un fragmento de estilo decorativo A-II (Serrano Ramos, 2005: 259) se podría definir el inicio del periodo de formación del estrato sobre la segunda mitad del siglo IV d.C. Fecha, por otra parte, que también coincidiría con la cronología post quem, que ofrecen los hallazgos de monedas del siglo IV d.C. insertas en el sedimento considerado como los tapiales caídos de las paredes que formaron el nuevo espacio privado. De la misma manera si a las fechas ofrecidas por la muestra más tardía (Beta-408323:1700±30 BP) solapamos las cronologías relativas de las lucernas analizadas hasta el momento compuestas por los tipos Bonifay 45 (final del siglo IV d.C. a 1ª mitad del siglo V d.C.) (Bonifay, 2004: 359), 46 (1ª mitad siglo V d.C.) (Bonifay, 2004: 364), 50 (2ª mitad siglo V d.C. a inicios siglo VI d.C.) (Bonifay, 2004: 361) y 60 (2º cuarto siglo V d.C. a finales s. V. d.C.) (Bonifay, 2004: 390), podemos fechar el abandono del lugar a mediados del siglo V d.C., si bien el grueso de los materiales arqueológicos nos da una cronología de la primera mitad del siglo V d.C. que podemos definir como el momento de ocupación representado en el lugar (Ceprián et alii, 2016: 14). 120 VASA ESCARIA. CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LA VAJILLA METÁLICA DE ÉPOCA TARDORROMANA A PARTIR DE VARIOS HALLAZGOS... El carácter del material arqueológico obtenido en la excavación del estrato permite interpretar la función del espacio privatizado como un lugar de habitación. Efectivamente, la gran cantidad y diversidad de cerámicas (cocina, común o fina de mesa) exhumadas, la presencia de un buen conjunto de monedas, el importante número de lucernas localizadas, algunas de ellas decoradas con el símbolo judío del candelabro de siete brazos, de cuya presencia e interpretación en ese espacio ya nos hemos ocupado en otros trabajos (Ceprián et alii, 2016: 11-31; Ceprián y Soto, 2014: 83-87), el hallazgo de elementos domésticos de molienda (molino rotatorio), la existencia de residuos alimentarios como restos carpológicos o faunísticos o, incluso, la propia vajilla metálica, nos permiten, entre otros muchos factores, valorar la posibilidad de la transformación de este lugar público en un espacio doméstico. No obstante, la apariencia orgánica del sedimento junto con la presencia de materiales de desecho como pueden ser los residuos alimentarios no permiten descartar la posibilidad de que el estrato se haya formado como un basurero. Ahora bien, la concurrencia en el mismo nivel sedimentario de otros materiales arqueológicos, como un significativo número de monedas, un pequeño busto femenino en marfil con restos de oro, cápsulas de sellos o la misma composición y cantidad de la vajilla metálica hallada, no concuerda exactamente con un lugar dedicado al abandono de basura. Bien es cierto, por otro lado, que la abundancia de recipientes cerámicos en este espacio, siempre nos ha parecido excesivo para un uso exclusivamente doméstico. Por ejemplo, aunque todavía no hemos podido estudiar todo el conjunto cerámico del nivel sedimentario al no estar excavado en su totalidad, hemos contabilizado sólo de la serie de cuencos (forma 1) y platos (forma 9) de la cerámica fina de mesa denominada como terra sigillata hispánica tardía meridional (Orfila, 1993: 130-141) 65 y 39 recipientes respectivamente7. Si a este dato sumamos elementos como los restos de comida o las monedas, podemos plantear la posibilidad de encontrarnos en un thermopolivm o tienda de comidas. En este sentido el hallazgo de platillos de balanzas en el mismo espacio podría estar relacionado con la actividad comercial. Esta interpretación del espacio como establecimiento comercial no descarta su uso doméstico puesto que está bien documentado en contextos cronológicamente similares la unificación en el mismo lugar de los ambientes domésticos y artesanales o comerciales (Diarte, 2011: 49). De he7. En este primer examen (a la espera de un análisis más exacto sobre número mínimo de individuos) hemos procurado siempre unir todos los fragmentos de borde de cada uno de los recipientes y sólo hemos contabilizado como recipiente aquellos fragmentos/recipiente cuyas características organolépticas no coincidían con las de cualquier otro, evitando en la manera de lo posible contabilizar como recipientes diferentes fragmentos que pudieran ser sólo de un solo objeto. De la misma manera para esta contabilización se han desechado los fondos. cho, la presencia en el mismo estrato de restos relacionados con la supuesta actividad económica, como restos de comida y abundancia de recipientes cerámicos, junto con otros elementos de carácter más suntuario como el busto de marfil o un cuenco de vidrio con decoración figurada grabada, nos lleva a pensar en la existencia de un piso superior para vivienda y un bajo de actividad comercial cuyos contenidos se han mezclado con el colapso y posterior derrumbe del primero sobre el segundo. Esta construcción estaría abierta directamente al Cardvs Maximvs puesto que no hemos encontrado ningún tipo de construcción que separara la vía principal de la entrada a este espacio. Es muy posible que el cierre fuera un portón de madera como así lo parecen indicar los restos de herrajes metálicos y fragmentos de llaves localizados cerca de la zona de transición entre dicho espacio y el Cardvs Maximvs, siendo esos cierres muy comunes en este tipo de establecimientos (Torrecilla, 2007: 662). De la misma manera, la ubicación de la edificación abierta a la vía principal presenta cierta lógica, pues su localización en zonas visibles y de mucho tránsito eran ideales para poder captar a sus potenciales clientes (Torrecilla, 2007: 662). En definitiva, el contexto en el que se inscriben la serie de objetos metálicos incluidos en este trabajo sería el de una calle secundaria, sita en el centro de la ciudad de Cástulo, que muy probablemente será transformada en un espacio privado de funcionalidad doméstica y posiblemente comercial al final de la época bajoimperial y que se desarrollará fundamentalmente en la primera mitad del siglo V d.C. Aunque, no podemos rechazar todavía su función como basurero puesto que no hemos podido constatar el cierre este que delimitaría la trasera del espacio habitacional ya que no está excavada completamente la calle. Aunque sí sabemos que la entrada este de la misma muy probablemente estaría cerrada al verificar en esa zona un nivel de derrumbe de tejas sobre el antiguo pavimento de la calle. III. ESTUDIOS DE VAJILLA METÁLICA ROMANA EN HISPANIA A lo largo de las últimas décadas han proliferado los estudios específicos sobre material metálico de época romana y, en consecuencia, ello ha propiciado un notorio avance desde que, allá por las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado, se publicasen los primeros trabajos en la Península ibérica (Blázquez, 1976; Caballero, 1985; Fuentes, 1989; Palol, 1970; etc.). Tras esos pioneros trabajos, es desde los años 90, primero, con la aparición de algunos estudios monográficos (Fuentes, 1990) y, sobre todo ya en el presente siglo, con las aportaciones destacadas de un buen número de investigadores (Aurrecoechea, 2009; Erice, 2007; Fabiâo, 1999; Pozo, 2000; 2002; 2005) el conocimiento que tenemos acerca del utillaje me- 121 David EXPÓSITO MANGAS et alii tálico es mucho mayor. En términos cronológicos, y dejando un lado aquellos trabajos genéricos sobre este tipo de producciones, proliferan los estudios de época tardorepublicana o altoimperial, algunos recientes realmente interesantes por la variedad y diversidad de formas documentadas (Azcárraga et alii, 2014; Uroz, 2015), apareciendo en menor cantidad, por desgracia, los artículos sobre materiales en contexto bajoimperial o tardoantiguo (González, 2012). Dentro de este corpus bibliográfico, existe asimismo, en términos cuantitativos, una gran desigualdad geográfica, puesto que, si bien en la meseta norte y central son abundantes los estudios sobre esta vajilla (solo tenemos que recordar los numerosos trabajos aparecidos sobre conjuntos metálicos, principalmente procedentes de necrópolis tardías o de hallazgos en intervenciones arqueológicas), en el sur peninsular las referencias existentes publicadas son mucho más exiguas, conociendo la existencia de muchas de las piezas gracias a los meritorios trabajos de algunos investigadores que se han dedicado al estudio de conjuntos metálicos de época romana desde los años 90 a la actualidad (Aurrecoechea, Pozo, Abascal). Una vajilla, ésta de época bajoimperial, que se mueve en términos generales bajo unos criterios sensiblemente diferentes a los de las producciones más antiguas, en los que abunda la presencia de materiales foráneos, mientras que en tiempos posteriores se desarrollarían las producciones autóctonas. Aunque para el período que nos interesa, en lo que se refiere a los estudios de vajilla metálica bajoimperial en la Península ibérica, las tipologías existentes derivan de las primeras propuestas publicadas durante el tercer cuarto del siglo pasado (P. Palol, L. Caballero), con algunas matizaciones lógicas debido al desarrollo de la investigación, en nuestro caso, preferimos decantarnos, como ya hicieran otros estudios monográficos (Abascal, 1993; Pozo, 1998) por una descripción genérica a partir de la descripción morfológica de la pieza, adecuándola a los términos actuales. La relativa simplicidad de estas producciones, unido a que la mayoría de ellas proceden de entornos próximos, nos aleja, por tanto, de aquellas clasificaciones tipológicas clásicas (Hilgers, Eggers, Tassinari, etc.), de las que derivan numerosas publicaciones en las que se asocian estas tablas a términos latinos, lo que, en muchos casos, llega a provocar una identificación más compleja8. En definitiva, y como resumen de todo lo dicho anteriormente, si sometemos esa producción bibliográfica a determinados filtros, dirigidos sobre todo a discernir del conjunto general aquellos estudios que estén focalizados sobre materiales próximos al contexto que en este artículo se trata, y que, además, analicen piezas o grupos en contexto estratigráfico, 8. Un resumen detallado de las diferentes tipologías existentes podemos encontrarlo en Pozo, 1998: 46-47. el número de publicaciones queda reducido a la mínima expresión. Es por ello que desde el equipo de investigación del Conjunto Arqueológico de Cástulo queremos presentar esta aportación al conocimiento de la vajilla doméstica, teniendo la posibilidad, gracias a una excavación sistemática con aplicaciones metodológicas actuales e innovaciones tecnológicas9 (Calabria et alii, 2018: 339-348), de poder aportar el contexto y cronologías de hallazgo de la misma, tal y como detallamos en epígrafes anteriores. El conjunto de piezas aquí presentado fue exhumado en un espacio físico mínimo, excavado en sucesivas campañas dentro del proyecto de investigación. La mayoría de ellas, al margen de servir de base documental a un artículo publicado recientemente sobre técnicas de restauración (López Rodríguez et alii, 2016) son inéditas. En conjunto, si nos atenemos a aquellos materiales recuperados íntegramente10, el horizonte objeto de nuestro estudio nos ha proporcionado una vajilla doméstica genérica, formado por dos platos de dimensiones diferentes, una fuente, una taza, un vaso y una cuchara, todos ellos efectuados en cobre o aleación, así como un cazo de hierro de mango horizontal. IV. VAJILLA METÁLICA EXHUMADA EN EL ÁREA 1 DE LA CIUDAD DE CÁSTULO IV.1. Cuchara (Cód. 0015016783) Pieza completa (Fig. 3) correspondiente a una cuchara de mediano tamaño efectuada mediante molde de fundición. La cuchara presenta un mango recto de sección cuadrada, de 8,1 cm de longitud. El cuenco, ligeramente ovoide con dimensiones de 4 x 1,9 cm, conserva un borde de ataque apuntado, y, en términos generales, se encuentra en un mal estado de conservación. Desgraciadamente, ese hecho ha provocado que no podamos distinguir con claridad el paso decorativo que presenta entre mango y tazón (probablemente una gútula calada, aunque no podemos confirmarlo) que, en muchos casos, es un elemento bastante elaborado. Este tipo de elementos, en cuanto a su funcionalidad, suelen llamar en ocasiones a confusión, puesto que en algunos casos se les suele incluir dentro de la panoplia de útiles domésticos de uso cosmético, qui9. El proyecto de investigación del conjunto arqueológico de Cástulo desarrolla desde sus inicios, en colaboración con una empresa de desarrollo de servicios informáticos, un novedoso sistema de registro y documentación que archiva y gestiona todos esos datos en un servidor central al que se accede mediante una base de datos virtual (Imilké, antiguamente TooWaste). Esos datos se incorporan desde el campo a partir del uso de terminales (Blackberry, Blackpen) desde las que se solicitan códigos de registro mediante la cumplimentación de varias fichas informatizadas (Volúmenes, Estratos, Registros Tridimensionales, Registros Individuales, etc.). El sistema y su desarrollo completo se diseñó con el fin de, en un futuro, exportarse a otros proyectos y equipos, tanto en el campo de la investigación como en la gestión del patrimonio. Para mayor información, se sugiere consultar alguna de los trabajos ya publicados al respecto. 10. Quedan sin incluir en el presente trabajo aquellas piezas exhumadas en la campaña de 2017, sometidas a restauración en la actualidad. 122 VASA ESCARIA. CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LA VAJILLA METÁLICA DE ÉPOCA TARDORROMANA A PARTIR DE VARIOS HALLAZGOS... como el depósito descubierto en Vertault, con casi cuarenta piezas similares (Feugéré, 1994: 159-160); el ejemplar de Colchester (Crummy, 1983: 79; fig. 1.2); el exhumado en las excavaciones de Grosvenor Park, cerca del anfiteatro romano de Chester (Wilmott y Garner, 2017), o el de Winthorpe (Marshall, 2005: fig. 1.3), entre otros, todos ellos con una cronología próxima al conjunto de Cástulo. IV.2. Vasos (Cód. 0015016132) Figura 3: Cuchara de cobre o aleación. En el recuadro superior, estado inicial previo a la restauración. rúrgico-medicinal o, incluso, cultual, como así se sugería en algunas publicaciones antiguas en las se hace referencia a este tipo de piezas, entrando a valorar su función o no religiosa (Elorza, 1988; García y Bellido, 1971). Incluso Palol (Elorza, 1988: 381-382) dedicó uno de sus estudios, inéditos, a estos materiales. El ejemplar presentado en este trabajo11, en lo que respecta a su tipología, comienza a producirse sobre todo a partir del siglo II d.C., y se hace bastante habitual en los momentos tardíos del imperio, imitando piezas más suntuosas, elaboradas en plata12. En la bibliografía peninsular no suele ser muy habitual documentar esta tipología, quizás por la escasez de hallazgos similares o porque se trata de piezas de extrema fragilidad que suelen tender a desintegrarse en múltiples fragmentos, lo que dificulta su identificación. De hecho, la mayoría de los ejemplares que conocemos son de procedencia desconocida, a excepción de unos pocos ejemplares como la pieza fragmentada procedente de Pompaelo (Mezquíriz, 2011: 79), la pieza, esta vez en plata, del yacimiento asturiano de Monte Rodiles, en Villaviciosa (Elorza, 1988: 390, fig. 10), un ejemplar descubierto durante las excavaciones antiguas del castro de Puig-Rom, en Rosas (Gerona) (Palol, 1949: 134-135) o el localizado en la alcazaba de Málaga (Berlanga, 1907: 398). Notable es la colección conservada en los fondos del Museo Arqueológico Nacional, procedente de las antiguas colecciones Gabriel y Galán e Ibarra (Elorza, 1988: 386-387). En contexto funerario destacaríamos, por su buen estado de conservación, el ejemplar recuperado en una tumba del yacimiento de La Vega (Balazote, Albacete), fechada en el siglo IV d.C. (Abascal y Sanz, 1993: 86). Sin embargo, en el mundo galo y anglosajón si podemos encontrarnos con multitud de piezas similares, 11. Durante la campaña de 2017 se recuperó otro ejemplar similar, que en la actualidad se encuentra en proceso de restauración, por lo que no se ha incluido en este artículo. 12. En este sentido, merece la pena disfrutar de los ejemplares conservados en las colecciones del British Museum de Londres o del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, mención aparte de los tesoros ya citados. El conjunto de elementos para la ingestión de líquidos se encuentra representado por dos ejemplares (Fig. 4): una pieza (0015016132) de 6 cm de altura, de sección cónica cuyas paredes se van paulatinamente abriendo hacia el borde. Se encuentra ejecutada mediante el martilleado de una lámina en cobre o aleación, que se curva hasta darle la forma deseada, fijando el cierre de su cuerpo y la junta con su base mediante lañado con plomo. Presenta un solo asa, de 1 cm de anchura y sección rectangular, que une el borde de la pieza con el arranque de la base, de 3,9 cm de diámetro. Recuerda, con muchas reservas, grosso modo a aquellas tazas o vasos tipo Idria que tienen su origen en época tardorrepublicana y altoimperial (Erice, 2009). A modo de curiosidad, en el momento de su extracción, el interior de esta pieza se encontraba repleto de moluscos (almejas) de pequeñas dimensiones. La segunda pieza identificada como vaso (0015015716) es bastante diferente de la anterior, puesto que su forma es cónica, aunque su fabricación, como viene siendo habitual, es idéntica, mediante una lámina que, martilleándola, el artesano logra darle la forma deseada. Los nexos de unión entre los extremos de la lámina y su base se ejecutan mediante plomo. Este vaso, además, presenta una pequeña perforación en su borde, de sección circular, probablemente para ser suspendido. Su apariencia es más tosca que el anterior, advirtiendo la posibilidad de que la pieza se encuentre incompleta, pudiendo, asimismo, seguir siendo útil tras la reparación de la misma. En ese sentido, así como en sus dimensiones generales, recuerda a otras piezas similares halladas en contextos muy próximos (Caballero, 1985: 100). A pesar de lo que se pudiese pensar, no son abundantes las referencias bibliográficas a piezas similares, quizás porque, en muchas ocasiones, se han encuadrado dentro de una categoría tipológica genérica, como las que presentaba Palol en su estudio (Palol, 1970), posteriormente matizado y ampliado por Caballero (1985), que hoy en día sigue estando vigente para clasificar estos materiales. La diferenciación de su forma creemos simplemente que se adecúa al propio desarrollo de estas piezas y a su vida útil: la vajilla metálica es valiosa en sí, y muchas de estas piezas se generan a partir del reaprovechamiento de piezas anteriores cuya reparación 123 David EXPÓSITO MANGAS et alii Figura 5: Cazo de mango horizontal. En el recuadro superior, estado en el que fue hallado. IV.3. Cazo de mango horizontal (Cód. 0012004317) o lañado ya no es posible. En ese sentido, conocemos por referencias indirectas la existencia de ese oficio cualificado, el de artesano lañador y estañador, aquel que perduraba la vida de las piezas metálicas. En cuanto a referencias inmediatas, ambas formas aquí presentadas recuerdan a elementos similares realizados en otros metales nobles, como la plata; así, podemos encontrarnos paralelos idénticos en tesoros argénteos romanos13, como el de Boscoreale descubierto en Pompeya, o el del tesoro de Berthouville (Normandía) descubierto en 1830 y fechado entre fines del siglo II e inicios del III d.C. (Baratte et alii, 1985: 20-31). Realmente, no debemos alejarnos tanto puesto que ya existe una compilación bastante interesante de argentería en nuestro territorio (Pozo, 2005), en el que podemos encontrar piezas muy similares a las aquí presentadas. Como ya hemos apuntado en varias ocasiones, algunos investigadores ya plantearon en su momento (Fuentes, 1990: 125) la posibilidad de que muchas de las piezas metálicas broncíneas bajoimperiales y tardorromanas tuviesen su origen en una adaptación local, al alcance de un mayor espectro de la sociedad romana. De entre la gran cantidad de materiales de hierro procedentes del nivel que contextualiza las piezas incluidas en este artículo14 destaca la presencia de un cazo de mango horizontal (Fig. 5), conservado casi de forma completa, y definido a partir de un mango de 25 cm de longitud y una cazoleta esférica de 7,9 cm de diámetro, que ha perdido parte de su fondo. El mango presenta a su vez varios tramos diferenciados, puesto que, si bien tanto la zona de sujeción como la parte de unión entre el vástago y la cazoleta son anchas, planas y de sección rectangular (la parte proximal insinúa la existencia en origen de una pequeña perforación circular en la punta, seguramente para insertar el gancho de suspensión), la zona intermedia es más estilizada y puede observarse que se encuentra decorada mediante torneado. Recuerda, lógicamente con las reservas propias dadas por la tipología y la cronología, a los simpula tardorrepublicanos de mango ternario, en el cual, entre dos partes horizontales pseudorectangulares de lados divergentes, se inserta un tramo más estilizado. La bibliografía con respecto a este tipo de piezas es bastante abundante y dilatada, puesto que se trata de un tipo de utensilio que se repite con profusión en contextos arqueológicos peninsulares y a lo largo de todo el período romano, sin grandes cambios hasta la actualidad. Materiales similares los tenemos representados en muchos yacimientos de la península, desde época tardorrepublicana (Cabeça de Vaiamonte, Mesas do Castelinho, Lezuza, Llano de la Horca, La Custodia, Fuente la Mora, etc.) hasta momentos bajoimperiales, incluidos algunos cercanos en las provincias de Málaga, Granada o la propia Jaén, muchos de ellos completos (Pozo, 2004: 91-93). 13. En este sentido, es curioso comprobar como algunos tesoros de plata tardíos, como el de Kaiseraugst (Gugglsberg, 2003) o el de Mildenhall (Hobbs, 2005) contienen muchas piezas similares a las presentadas en este artículo. 14. Entre otras se han podido documentar varias herramientas, cadenas, utillaje agrícola, abundante clavazón, etc. Todos estos materiales están en proceso de restauración y forman parte de un artículo independiente en preparación por el equipo de investigación del proyecto. Figura 4: Vajilla de mesa: taza (imagen superior) y vaso (imagen inferior) 124 VASA ESCARIA. CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LA VAJILLA METÁLICA DE ÉPOCA TARDORROMANA A PARTIR DE VARIOS HALLAZGOS... Figura 6: Posible plato. A la derecha, imágenes cenitales del anverso y reverso de la pieza. IV.4. Plato (Cód. 0015015713) IV.5. Acetre/caldero (Cód. 0012001469) Entrando ya a describir los elementos de mesa, las excavaciones llevadas a cabo durante la campaña estival de 2015 propiciaron el descubrimiento de un pequeño plato de cobre o aleación (Fig. 6) de paredes ligeramente exvasadas y labio simple de sección apuntada, con una pequeña base esférica ligeramente resaltada. La pieza, de unos 9,5 cm de diámetro en el borde, 4 cm de diámetro en su base, y 3,2 cm de altura, presenta la pérdida de parte de la pared, aunque da la sensación de que se trata de una zona reparada en su momento y que volvió a abrirse. El plato tiene un tamaño sensiblemente superior a una lanula o plato de balanza, lo que en un primer momento llamó a equívoco15. El plato fue efectuado a partir de una sola plancha de cobre o aleación, a la que el artesano dio forma mediante el martilleado, destacando la ejecución y resolución del fondo de la pieza. Aunque de mayor tamaño al aquí presentado, en el sur peninsular se conocen otros hallazgos, como los de Regina (Casas de Reina, Badajoz), villa Cortijo Plaza de Armas (Bruñel, Jaén) y otro ejemplar procedente de las excavaciones de Cástulo (Blázquez y Uruela, 1984). Tal diferencia en lo que se refiere a dimensiones provoca serias dudas acerca de su verdadera funcionalidad; es más, la rotura generalizada del borde de la pieza hace pensar al equipo redactor del presente artículo, que pudiera incluso tratarse de un fragmento basal de otra pieza, de perfil bicónico, no conservada en su totalidad, semejante a una sítula o a botellas bicónicas como las ya conocidas procedentes de El Ruedo (Almedinilla, Córdoba) o de la villa romana de Bruñel (Jaén) (Pozo, 2001: 184-185). Pieza de cuerpo cilíndrico con fondo plano que se identifica como un acetre o caldero de paredes bajas, fabricado mediante el martilleado de láminas de cobre o aleación. El borde se presenta vuelto hacia el exterior de la pieza. A la pared se le añaden varios elementos de sujeción, realizados en hierro, cuyo estado de conservación no permite identificar con claridad. Fue exhumado en un deficiente estado de conservación, con las paredes completamente quebradas y formando pliegues sobre el fondo de la pieza, lo que dificultó tanto su extracción como su consolidación y posterior restauración (Fig. 7). Este complejo proceso fue llevado a cabo por el equipo de restauración del proyecto, y ya fue descrito en su momento en publicaciones especializadas (López et alii, 2016: 133-135). Algunos autores llegan a distinguir diferentes producciones provinciales para los siglos IV-V d.C., puesto que se observan tipologías diversas entre los calderos exhumados en la zona del Duero y la Meseta con respecto a los del sur peninsular (Palol, 1970: 191). En contextos próximos al exhumado en Cástulo se conocen varios ejemplares procedentes de Carcabuey (Córdoba) conservados en el Museo de Priego (Pozo, 1998: 49-50), así como otros ejemplos contemporáneos en la villa romana de El Ruedo (Almedinilla, Córdoba) (Argente, 1993: 20-21) y Onuba (Huelva) (Amo, 1976: 66). De todo el conjunto presentado nos encontramos con una de las piezas con una presencia más profusa dentro del registro material correspondiente a la vajilla metálica tardía, que, en la Península Ibérica, y, sobre todo, en las últimas décadas, está proporcionando un mayor número de ejemplos, sobre todo en la zona del Duero y Meseta central, gracias a la recuperación de algunos conjuntos significativos procedentes de yacimientos clásicos como Hornillos del 15. En el entorno próximo y mismo contexto estratigráfico-cronológico se han exhumado al menos dos balanzas completas, aún pendientes de publicación. 125 David EXPÓSITO MANGAS et alii Figura 7: 1.- Labores de consolidación y extracción en campo de parte de las piezas metálicas; 2.- Estado de hallazgo del acetre previo a su extracción; 3.- Pieza estabilizada en laboratorio. Camino (Burgos), La Olmeda (Palencia), a los que se unen aquellos que han sido excavados e investigados en tiempos más recientes, como Cubas de la Sagra (Sangüino et alii, 2014: 128) o El Rasillo, ambos en la Comunidad de Madrid. IV.6. Fuente (Cód. 0012001468) Pieza correspondiente a una fuente de casquete semiesférico con fondo realzado mediante un pie o umbo de plomo de sección circular (Fig. 8). Presenta una argolla circular situada bajo el borde, que a su vez se encuentra decorado mediante una cenefa gallonada. Tanto esta pieza como la anteriormente descrita conllevaron un enorme esfuerzo de consolidación, dado el deficiente grado de conservación y la suma fragilidad. En laboratorio, el equipo de restauración tuvo que engasar cada una de las piezas con el fin de afianzar su resistencia mecánica y poder así limpiar las superficies mediante bisturí y brocha (López, 2016: 134). Los trabajos desarrollados continúan en la actualidad, puesto que es necesario un seguimiento permanente de estas piezas y otras aparecidas en este mismo contexto, proceso al que, paulatinamente se van incorporando nuevas piezas de las campañas de excavación recientes16. 16. Durante la campaña estival del año 2017 se recuperó completa una nueva fuente o pátera de bronce con umbo plúmbeo (Cód. 0017027235), con las mismas características que la que se presenta en este trabajo. Al encontrarse en pleno proceso de restauración en el laboratorio del proyecto el equipo ha preferido no incluirla en el artículo, aunque sí hacemos constar de su existencia. Asimismo, en trabajos próximos se acometerán los estudios particulares de otros conjuntos significativos exhumados en el mismo contexto que las piezas aquí presentadas, como son el utillaje de hierro, los vidrios y la industria en hueso. Figura 8: Estado de conservación de la fuente umbilicada (arriba) y ficha de diagnóstico de restauración (abajo). Con respecto a materiales o referentes inmediatos de estas piezas, el avance de la investigación va proporcionando nuevos ejemplos que se suman a los ya conocidos en la bibliografía, que ya fueron incluidos en los trabajos clásicos (Caballero, 1985). Además de algunos ejemplos cercanos, en los últimos años se ha producido un notable avance en el conocimiento de estos materiales en la zona central peninsular, gracias a las investigaciones llevadas a cabo sobre todo en el área carpetana (Pozuelo y Vigil-Escalera, 2003: 283). Estos ejemplares proceden de un tipo de piezas que aparece con asiduidad en contextos altoimperiales, y evoluciona constantemente en los siglos siguientes (Erice, 2007: 206-207). V. CONCLUSIONES No debemos pasar por encima una de las principales características del conjunto de materiales aquí presentados: su contexto. La aparición de vajilla doméstica en contextos de uso, algo que no es habitual, nos brinda una información crucial, y es la de poder vincular estos objetos con todos aquellos materiales con los que interactuaban en combinación durante la vida de uso funcional de los mismos. No debemos olvidar que la propia naturaleza de estas producciones metálicas siempre les ha conferido un valor intrínseco, hecho que se ha demostrado en múltiples ocasiones, 126 VASA ESCARIA. CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LA VAJILLA METÁLICA DE ÉPOCA TARDORROMANA A PARTIR DE VARIOS HALLAZGOS... al formar parte de los elementos de ajuares de tumbas o protagonistas de ocultaciones intencionadas, hecho por el cual, adquieren una función complementaria que les aleja de su uso cotidiano. La ciudad de Cástulo, en su etapa bajoimperial y tardoantigua, a partir de las campañas de excavación realizadas, continúa mostrándonos su verdadera realidad, puesto que, en un proceso general, que se desarrolla en todo el imperio, de desestructuración y paulatino declive, los primeros datos obtenidos en este enclave demuestran que aún mantiene una gran presencia en muchos aspectos, hasta, al menos, inicios del siglo VII d.C., momento en el cual se tiene constancia del traslado de la sede episcopal a la vecina ciudad de Biatia (Baeza). De hecho, dentro del área amurallada de la ciudad, el registro estratigráfico obtenido en muchos de los puntos sondeados presenta niveles contemporáneos al aquí estudiado, lo que testimonia que aún estaba ocupada gran parte de la trama urbana antigua, y todo eso cuando, en términos cuantitativos, solo se ha excavado apenas un 1% del terreno. El proyecto Cástulo Siglo XXI, heredero del anterior, pretende en los próximos años continuar con su principal labor, la de poner en conocimiento de la sociedad el potencial y esplendor de la ciudad, con una secuencia ininterrumpida en un mismo lugar de 4.000 años de historia. El equipo arqueológico que trabaja dentro del proyecto de investigación seguirá aplicando el mismo protocolo de actuación: conocer, divulgar, proteger. BIBLIOGRAFÍA Abascal, J. M. y Sanz, R. (1993): Bronces antiguos del Museo de Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses, Diputación de Albacete, Albacete. Amo, M. del (1976): Restos materiales de la población romana de Onuba, Huelva Arqueológica II, Huelva. Argente, J. L. y García, C. (1993): “Bronces hispanorromanos del Museo Numantino procedentes de Uxama”, Bronces y Religión Romana. Actas del XI Congreso Internacional de Bronces Antiguos (J.Arce, F.Burkhalter eds.), Madrid: 20-21. 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