Sautuola / XXI
Instituto de Prehistoria y Arqueología “Sautuola”
Santander (2016 ), 117 - xx
Vasa escaria. Contribución al estudio de la vajilla metálica de
época tardorromana a partir de varios hallazgos recientes en
la ciudad de Cástulo (Linares, Jaén)
Vasa escaria. Contribution to the study of the metal vessel in the late Roman
period from recent finds in the city of Cástulo (Linares, Jaén)
David EXPÓSITO MANGAS1
Bautista CEPRIÁN DEL CASTILLO2
Abel Manuel JIMÉNEZ CRUZ3
María de la Paz LÓPEZ RODRÍGUEZ4
Marcos SOTO CIVANTOS5
RESUMEN
El conjunto arqueológico de la ciudad ibero-romana de Cástulo (Linares, Jaén) es un enclave con una secuencia cronológica dilatada
de más de 4.000 años de antigüedad. Los trabajos que se vienen desarrollando de forma ininterrumpida desde 2011 han proporcionado el
hallazgo de numerosos vestigios adscritos a cada una de esas épocas. Desde 2012, las labores se intensifican en el área central geográfica de
la meseta en la que se enclava la ciudad, documentando el entramado urbano allí construido, principalmente desde época altoimperial a la
tardoantigüedad. El presente artículo detalla un conjunto de vajilla metálica aparecido en un contexto de remodelación urbana que aprovecha las estructuras amortizadas para la erección de un nuevo barrio a partir de los siglos IV-V d.C.
ABSTRACT
The archaeological site of the Ibero-Roman city of Cástulo (Linares, Jaén) has a long chronological sequence of more than 4,000
years. The work carried out since 2011 has found several vestiges attached to that time. Since 2012, the work has intensified in the main
geographic area of the plateau where the city is located, documenting the urbanism there, mainly from the high imperial period to late
Antiquity. The present article details a set of metal vessel discovered in a context of urban remodeling that took advantage of the amortized
structures for the construction of a new neighborhood from the 4th-5th centuries.
PALABRAS CLAVE: Cástulo. Ciudad Antigua. Tardoantigüedad. Vajilla metálica.
KEYWORDS: Ancient city. Cástulo. Late antiquity. Metal vessel.
I. INTRODUCCIÓN
El Conjunto Arqueológico de Cástulo, en el término municipal de Linares en Jaén, se sitúa en el emplazamiento de la antigua ciudad ibero-romana del mismo nombre. Esta se encuentra emplazada en el Alto
Guadalquivir, más concretamente, en la margen derecha del rio Guadalimar, sobre una meseta con una
altura de entre 300 y 340 m.s.n.m. (Fig. 1). La ciudad
de Cástulo fue unos de los centros capitales del sur
peninsular durante la antigüedad, tanto por la extensión de su recinto amurallado como por su posición
1. Arqueólogo. Proyecto Cástulo Siglo XXI. Plaza Requena, nº 2. Baeza (Jaén).
Correo electrónico: davidexpositomangas@hotmail.com
2. Arqueólogo. Proyecto Cástulo Siglo XXI. Calle Rentero, nº 10. Linares (Jaén).
Correo electrónico: ceprian.castillo@gmail.com
3. Arqueólogo. Proyecto Cástulo Siglo XXI. Calle Pedro Poveda, nº 17, 2 º C.
Linares (Jaén).
Correo electrónico: abeljimarq@gmail.com
4. Restauradora/Conservadora. Proyecto Cástulo Siglo XXI. Calle Corredera, nº
76. Vilches (Jaén).
Correo electrónico: mpazlopezrodriguez@gmail.com
5. Arqueólogo. Proyecto Cástulo Siglo XXI. Calle Cerrillo, nº 8. Vilches (Jaén).
Correo electrónico: sotociv@hotmail.com
ISSN: 1133-2166
estratégica en la cabecera del valle del Guadalquivir.
La ciudad destaca como nudo principal de las vías de
comunicación de la época y, a lo largo de su historia,
tuvo un acceso privilegiado a los recursos mineros de
Sierra Morena. El oppidum de Cástulo, primero, fue el
más importante núcleo de población de la Oretania
Ibérica, más tarde se constituyó en municipio romano, y finalmente, llegó a ser sede episcopal en época
bajoimperial y tardoantigua.
Los resultados de nuestro estudio se enmarcan
dentro de dos proyectos de investigación sucesivos. El
primero, denominado FORVM MMX, se llevó a cabo
entre los años 2011 y 2014 y el segundo, aún en desarrollo, llamado CÁSTULO SIGLO XXI. Ambos proyectos
han sido promovidos desde el Excmo. Ayuntamiento
de Linares y redactados por el Instituto Universitario
de Investigación de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén. Tales proyectos han sido financiados por
la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia de
la Junta de Andalucía y han tenido como uno de sus
objetivos fundamentales conocer de manera más precisa la larga secuencia del asentamiento en distintas
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VASA ESCARIA. CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LA VAJILLA METÁLICA DE ÉPOCA TARDORROMANA A PARTIR DE VARIOS HALLAZGOS...
Figura 1: Panorámica general del yacimiento de Cástulo (Linares, Jaén).
zonas del mismo6, para, a partir de las arquitecturas
halladas, determinar cuáles son susceptibles de musealización y puesta en valor.
II. ÁREA 1. CONTEXTO DEL HALLAZGO
El lugar en el que se ha producido el hallazgo de
los materiales, objeto de nuestro estudio, se encuentra en lo que hemos denominado Área 1 en nuestra
investigación (Fig. 2). Dicha área se localiza en el centro geográfico de la ciudad, en la margen oeste del
barranco del Moro, que conforma una vaguada que
atraviesa buena parte de la meseta de Cástulo de norte a sur.
En esa zona hemos hallado un gran edificio altoimperial de carácter público (denominado Edificio
T) y unas termas bajoimperiales, también públicas. Se
evidencia, por tanto, que esta área tuvo a lo largo
de toda la fase romana imperial una clara vocación
6. Durante los años en vigor de ambos proyectos de investigación han salido a la luz un buen número de publicaciones, que incluimos en el apéndice bibliográfico.
estatal. Sin embargo, en las fases tardoantigua / altomedieval, a partir del siglo V d.C., toda la zona ha
perdido ya su antigua función y se utiliza para intereses particulares.
En concreto, los materiales metálicos fueron localizados, junto con una gran cantidad y diversidad de
material arqueológico, en un estrato cenizoso situado
directamente sobre el pavimento de una estrecha calle, con una anchura algo menor de 3 m, que delimitaba el antiguo y ruinoso edificio T por el sur y desembocaba transversalmente en el Cardvs Maximvs. Ese
estrato, con intrusiones de óxidos, se apoya lateralmente tanto en el muro sur del Edificio T como en los
muros septentrionales de la manzana de casas que
delimita meridionalmente la anterior calle. Por otro
lado, la parte superior del estrato está sellado por una
compacta capa de sedimento de color marrón claro
que hemos interpretado como el resultado de la caída
y erosión de muros de tapial cercanos.
Así pues, tanto la gran cantidad y diversidad de
material arqueológico contenida en el estrato, como
la lectura del perfil estratigráfico de los niveles sedi-
David EXPÓSITO MANGAS et alii
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Figura 2: Imagen cenital tomada mediante drone. El rectángulo indica la zona objeto de estudio. En la parte inferior, detalle del nivel sedimentario en el que fueron exhumados los objetos; a la derecha, cuchara de cobre o aleación previa a su extracción.
mentarios acumulados en la calle, nos induce a pensar que esta vía secundaria fue utilizada como un
lugar de uso privado. El fenómeno de privatización
de las vías urbanas es uno de los exponentes fundamentales de la transformación formal y funcional de
la ciudad clásica romana a la tardoantigua cristiana
(Diarte, 2011: 66), proceso gradual cuyo origen se remonta, al menos al siglo III d.C. (Diarte, 2011: 825).
En nuestro caso el inicio de la privatización de la calle
comenzaría en algún momento de la segunda mitad
del siglo IV d.C. y se desarrollaría hasta mediados del
siglo V d.C., momento en el que se produce el paulatino abandono del lugar.
Esta horquilla cronológica se ha deducido desde
la complementación de analíticas de datación absolutas y relativas. Por un lado, se ha realizado el
análisis de carbono-14 a dos muestras de semillas
de aceituna carbonizadas halladas en el estrato cenizoso. Estas nos ofrecen un recorrido cronológico
con fechas calibradas a 2 sigmas que van del 315405 (muestra Beta-408323:1700±30 BP) al 395540 (muestra Beta-408322:1600±30 BP). Por otro
lado, se han datado de manera relativa el material
arqueológico cerámico de ese nivel sedimentario.
De esta manera, si a las fechas absolutas más tempranas (Beta-408323:1700±30 BP) solapamos las
fechas ofrecidas por las cerámicas más antiguas de
A.R.S.W.D como un fragmento de copa Hayes 71a
(375-400/420) (Serrano Ramos, 2005: 242) o un
fragmento de estilo decorativo A-II (Serrano Ramos,
2005: 259) se podría definir el inicio del periodo de
formación del estrato sobre la segunda mitad del siglo IV d.C. Fecha, por otra parte, que también coincidiría con la cronología post quem, que ofrecen los
hallazgos de monedas del siglo IV d.C. insertas en
el sedimento considerado como los tapiales caídos
de las paredes que formaron el nuevo espacio privado. De la misma manera si a las fechas ofrecidas por
la muestra más tardía (Beta-408323:1700±30 BP)
solapamos las cronologías relativas de las lucernas
analizadas hasta el momento compuestas por los tipos Bonifay 45 (final del siglo IV d.C. a 1ª mitad del
siglo V d.C.) (Bonifay, 2004: 359), 46 (1ª mitad siglo
V d.C.) (Bonifay, 2004: 364), 50 (2ª mitad siglo V
d.C. a inicios siglo VI d.C.) (Bonifay, 2004: 361) y 60
(2º cuarto siglo V d.C. a finales s. V. d.C.) (Bonifay,
2004: 390), podemos fechar el abandono del lugar
a mediados del siglo V d.C., si bien el grueso de los
materiales arqueológicos nos da una cronología de
la primera mitad del siglo V d.C. que podemos definir como el momento de ocupación representado en
el lugar (Ceprián et alii, 2016: 14).
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VASA ESCARIA. CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LA VAJILLA METÁLICA DE ÉPOCA TARDORROMANA A PARTIR DE VARIOS HALLAZGOS...
El carácter del material arqueológico obtenido en
la excavación del estrato permite interpretar la función del espacio privatizado como un lugar de habitación. Efectivamente, la gran cantidad y diversidad
de cerámicas (cocina, común o fina de mesa) exhumadas, la presencia de un buen conjunto de monedas, el importante número de lucernas localizadas,
algunas de ellas decoradas con el símbolo judío del
candelabro de siete brazos, de cuya presencia e interpretación en ese espacio ya nos hemos ocupado en
otros trabajos (Ceprián et alii, 2016: 11-31; Ceprián
y Soto, 2014: 83-87), el hallazgo de elementos domésticos de molienda (molino rotatorio), la existencia
de residuos alimentarios como restos carpológicos o
faunísticos o, incluso, la propia vajilla metálica, nos
permiten, entre otros muchos factores, valorar la posibilidad de la transformación de este lugar público en
un espacio doméstico.
No obstante, la apariencia orgánica del sedimento
junto con la presencia de materiales de desecho como
pueden ser los residuos alimentarios no permiten descartar la posibilidad de que el estrato se haya formado
como un basurero. Ahora bien, la concurrencia en el
mismo nivel sedimentario de otros materiales arqueológicos, como un significativo número de monedas,
un pequeño busto femenino en marfil con restos
de oro, cápsulas de sellos o la misma composición y
cantidad de la vajilla metálica hallada, no concuerda
exactamente con un lugar dedicado al abandono de
basura.
Bien es cierto, por otro lado, que la abundancia de
recipientes cerámicos en este espacio, siempre nos ha
parecido excesivo para un uso exclusivamente doméstico. Por ejemplo, aunque todavía no hemos podido
estudiar todo el conjunto cerámico del nivel sedimentario al no estar excavado en su totalidad, hemos contabilizado sólo de la serie de cuencos (forma 1) y platos (forma 9) de la cerámica fina de mesa denominada
como terra sigillata hispánica tardía meridional (Orfila,
1993: 130-141) 65 y 39 recipientes respectivamente7.
Si a este dato sumamos elementos como los restos de
comida o las monedas, podemos plantear la posibilidad de encontrarnos en un thermopolivm o tienda
de comidas. En este sentido el hallazgo de platillos de
balanzas en el mismo espacio podría estar relacionado con la actividad comercial. Esta interpretación del
espacio como establecimiento comercial no descarta
su uso doméstico puesto que está bien documentado
en contextos cronológicamente similares la unificación en el mismo lugar de los ambientes domésticos
y artesanales o comerciales (Diarte, 2011: 49). De he7. En este primer examen (a la espera de un análisis más exacto sobre número mínimo de individuos) hemos procurado siempre unir todos los
fragmentos de borde de cada uno de los recipientes y sólo hemos contabilizado como recipiente aquellos fragmentos/recipiente cuyas características organolépticas no coincidían con las de cualquier otro, evitando
en la manera de lo posible contabilizar como recipientes diferentes fragmentos que pudieran ser sólo de un solo objeto. De la misma manera
para esta contabilización se han desechado los fondos.
cho, la presencia en el mismo estrato de restos relacionados con la supuesta actividad económica, como
restos de comida y abundancia de recipientes cerámicos, junto con otros elementos de carácter más suntuario como el busto de marfil o un cuenco de vidrio
con decoración figurada grabada, nos lleva a pensar
en la existencia de un piso superior para vivienda y
un bajo de actividad comercial cuyos contenidos se
han mezclado con el colapso y posterior derrumbe del
primero sobre el segundo. Esta construcción estaría
abierta directamente al Cardvs Maximvs puesto que
no hemos encontrado ningún tipo de construcción
que separara la vía principal de la entrada a este espacio. Es muy posible que el cierre fuera un portón
de madera como así lo parecen indicar los restos de
herrajes metálicos y fragmentos de llaves localizados
cerca de la zona de transición entre dicho espacio y el
Cardvs Maximvs, siendo esos cierres muy comunes en
este tipo de establecimientos (Torrecilla, 2007: 662).
De la misma manera, la ubicación de la edificación
abierta a la vía principal presenta cierta lógica, pues
su localización en zonas visibles y de mucho tránsito
eran ideales para poder captar a sus potenciales clientes (Torrecilla, 2007: 662).
En definitiva, el contexto en el que se inscriben la
serie de objetos metálicos incluidos en este trabajo
sería el de una calle secundaria, sita en el centro de
la ciudad de Cástulo, que muy probablemente será
transformada en un espacio privado de funcionalidad doméstica y posiblemente comercial al final de la
época bajoimperial y que se desarrollará fundamentalmente en la primera mitad del siglo V d.C. Aunque,
no podemos rechazar todavía su función como basurero puesto que no hemos podido constatar el cierre
este que delimitaría la trasera del espacio habitacional ya que no está excavada completamente la calle.
Aunque sí sabemos que la entrada este de la misma
muy probablemente estaría cerrada al verificar en esa
zona un nivel de derrumbe de tejas sobre el antiguo
pavimento de la calle.
III. ESTUDIOS DE VAJILLA METÁLICA ROMANA
EN HISPANIA
A lo largo de las últimas décadas han proliferado los estudios específicos sobre material metálico de
época romana y, en consecuencia, ello ha propiciado
un notorio avance desde que, allá por las décadas de
los 60 y 70 del siglo pasado, se publicasen los primeros trabajos en la Península ibérica (Blázquez, 1976;
Caballero, 1985; Fuentes, 1989; Palol, 1970; etc.).
Tras esos pioneros trabajos, es desde los años 90,
primero, con la aparición de algunos estudios monográficos (Fuentes, 1990) y, sobre todo ya en el presente siglo, con las aportaciones destacadas de un
buen número de investigadores (Aurrecoechea, 2009;
Erice, 2007; Fabiâo, 1999; Pozo, 2000; 2002; 2005)
el conocimiento que tenemos acerca del utillaje me-
121
David EXPÓSITO MANGAS et alii
tálico es mucho mayor. En términos cronológicos, y
dejando un lado aquellos trabajos genéricos sobre
este tipo de producciones, proliferan los estudios de
época tardorepublicana o altoimperial, algunos recientes realmente interesantes por la variedad y diversidad de formas documentadas (Azcárraga et alii,
2014; Uroz, 2015), apareciendo en menor cantidad,
por desgracia, los artículos sobre materiales en contexto bajoimperial o tardoantiguo (González, 2012).
Dentro de este corpus bibliográfico, existe asimismo,
en términos cuantitativos, una gran desigualdad
geográfica, puesto que, si bien en la meseta norte y
central son abundantes los estudios sobre esta vajilla
(solo tenemos que recordar los numerosos trabajos
aparecidos sobre conjuntos metálicos, principalmente procedentes de necrópolis tardías o de hallazgos
en intervenciones arqueológicas), en el sur peninsular
las referencias existentes publicadas son mucho más
exiguas, conociendo la existencia de muchas de las
piezas gracias a los meritorios trabajos de algunos investigadores que se han dedicado al estudio de conjuntos metálicos de época romana desde los años 90
a la actualidad (Aurrecoechea, Pozo, Abascal). Una
vajilla, ésta de época bajoimperial, que se mueve en
términos generales bajo unos criterios sensiblemente
diferentes a los de las producciones más antiguas, en
los que abunda la presencia de materiales foráneos,
mientras que en tiempos posteriores se desarrollarían
las producciones autóctonas.
Aunque para el período que nos interesa, en lo
que se refiere a los estudios de vajilla metálica bajoimperial en la Península ibérica, las tipologías existentes derivan de las primeras propuestas publicadas
durante el tercer cuarto del siglo pasado (P. Palol, L.
Caballero), con algunas matizaciones lógicas debido
al desarrollo de la investigación, en nuestro caso, preferimos decantarnos, como ya hicieran otros estudios
monográficos (Abascal, 1993; Pozo, 1998) por una
descripción genérica a partir de la descripción morfológica de la pieza, adecuándola a los términos actuales. La relativa simplicidad de estas producciones,
unido a que la mayoría de ellas proceden de entornos
próximos, nos aleja, por tanto, de aquellas clasificaciones tipológicas clásicas (Hilgers, Eggers, Tassinari,
etc.), de las que derivan numerosas publicaciones en
las que se asocian estas tablas a términos latinos, lo
que, en muchos casos, llega a provocar una identificación más compleja8.
En definitiva, y como resumen de todo lo dicho
anteriormente, si sometemos esa producción bibliográfica a determinados filtros, dirigidos sobre todo a
discernir del conjunto general aquellos estudios que
estén focalizados sobre materiales próximos al contexto que en este artículo se trata, y que, además,
analicen piezas o grupos en contexto estratigráfico,
8. Un resumen detallado de las diferentes tipologías existentes podemos
encontrarlo en Pozo, 1998: 46-47.
el número de publicaciones queda reducido a la mínima expresión. Es por ello que desde el equipo de
investigación del Conjunto Arqueológico de Cástulo
queremos presentar esta aportación al conocimiento
de la vajilla doméstica, teniendo la posibilidad, gracias a una excavación sistemática con aplicaciones
metodológicas actuales e innovaciones tecnológicas9
(Calabria et alii, 2018: 339-348), de poder aportar el
contexto y cronologías de hallazgo de la misma, tal y
como detallamos en epígrafes anteriores.
El conjunto de piezas aquí presentado fue exhumado en un espacio físico mínimo, excavado en sucesivas campañas dentro del proyecto de investigación. La mayoría de ellas, al margen de servir de base
documental a un artículo publicado recientemente
sobre técnicas de restauración (López Rodríguez et
alii, 2016) son inéditas. En conjunto, si nos atenemos
a aquellos materiales recuperados íntegramente10, el
horizonte objeto de nuestro estudio nos ha proporcionado una vajilla doméstica genérica, formado por
dos platos de dimensiones diferentes, una fuente,
una taza, un vaso y una cuchara, todos ellos efectuados en cobre o aleación, así como un cazo de hierro
de mango horizontal.
IV. VAJILLA METÁLICA EXHUMADA EN EL ÁREA
1 DE LA CIUDAD DE CÁSTULO
IV.1. Cuchara (Cód. 0015016783)
Pieza completa (Fig. 3) correspondiente a una cuchara de mediano tamaño efectuada mediante molde
de fundición. La cuchara presenta un mango recto de
sección cuadrada, de 8,1 cm de longitud. El cuenco,
ligeramente ovoide con dimensiones de 4 x 1,9 cm,
conserva un borde de ataque apuntado, y, en términos generales, se encuentra en un mal estado de conservación. Desgraciadamente, ese hecho ha provocado que no podamos distinguir con claridad el paso
decorativo que presenta entre mango y tazón (probablemente una gútula calada, aunque no podemos
confirmarlo) que, en muchos casos, es un elemento
bastante elaborado.
Este tipo de elementos, en cuanto a su funcionalidad, suelen llamar en ocasiones a confusión, puesto
que en algunos casos se les suele incluir dentro de la
panoplia de útiles domésticos de uso cosmético, qui9. El proyecto de investigación del conjunto arqueológico de Cástulo desarrolla desde sus inicios, en colaboración con una empresa de desarrollo de
servicios informáticos, un novedoso sistema de registro y documentación
que archiva y gestiona todos esos datos en un servidor central al que se
accede mediante una base de datos virtual (Imilké, antiguamente TooWaste). Esos datos se incorporan desde el campo a partir del uso de terminales (Blackberry, Blackpen) desde las que se solicitan códigos de registro
mediante la cumplimentación de varias fichas informatizadas (Volúmenes,
Estratos, Registros Tridimensionales, Registros Individuales, etc.). El sistema
y su desarrollo completo se diseñó con el fin de, en un futuro, exportarse
a otros proyectos y equipos, tanto en el campo de la investigación como
en la gestión del patrimonio. Para mayor información, se sugiere consultar
alguna de los trabajos ya publicados al respecto.
10. Quedan sin incluir en el presente trabajo aquellas piezas exhumadas en
la campaña de 2017, sometidas a restauración en la actualidad.
122
VASA ESCARIA. CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LA VAJILLA METÁLICA DE ÉPOCA TARDORROMANA A PARTIR DE VARIOS HALLAZGOS...
como el depósito descubierto en Vertault, con casi
cuarenta piezas similares (Feugéré, 1994: 159-160);
el ejemplar de Colchester (Crummy, 1983: 79; fig.
1.2); el exhumado en las excavaciones de Grosvenor
Park, cerca del anfiteatro romano de Chester (Wilmott
y Garner, 2017), o el de Winthorpe (Marshall, 2005:
fig. 1.3), entre otros, todos ellos con una cronología
próxima al conjunto de Cástulo.
IV.2. Vasos (Cód. 0015016132)
Figura 3: Cuchara de cobre o aleación. En el recuadro superior,
estado inicial previo a la restauración.
rúrgico-medicinal o, incluso, cultual, como así se sugería en algunas publicaciones antiguas en las se hace
referencia a este tipo de piezas, entrando a valorar su
función o no religiosa (Elorza, 1988; García y Bellido,
1971). Incluso Palol (Elorza, 1988: 381-382) dedicó
uno de sus estudios, inéditos, a estos materiales.
El ejemplar presentado en este trabajo11, en lo que
respecta a su tipología, comienza a producirse sobre
todo a partir del siglo II d.C., y se hace bastante habitual en los momentos tardíos del imperio, imitando
piezas más suntuosas, elaboradas en plata12. En la bibliografía peninsular no suele ser muy habitual documentar esta tipología, quizás por la escasez de hallazgos similares o porque se trata de piezas de extrema
fragilidad que suelen tender a desintegrarse en múltiples fragmentos, lo que dificulta su identificación.
De hecho, la mayoría de los ejemplares que conocemos son de procedencia desconocida, a excepción de
unos pocos ejemplares como la pieza fragmentada
procedente de Pompaelo (Mezquíriz, 2011: 79), la
pieza, esta vez en plata, del yacimiento asturiano de
Monte Rodiles, en Villaviciosa (Elorza, 1988: 390, fig.
10), un ejemplar descubierto durante las excavaciones
antiguas del castro de Puig-Rom, en Rosas (Gerona)
(Palol, 1949: 134-135) o el localizado en la alcazaba
de Málaga (Berlanga, 1907: 398). Notable es la colección conservada en los fondos del Museo Arqueológico Nacional, procedente de las antiguas colecciones
Gabriel y Galán e Ibarra (Elorza, 1988: 386-387). En
contexto funerario destacaríamos, por su buen estado
de conservación, el ejemplar recuperado en una tumba del yacimiento de La Vega (Balazote, Albacete),
fechada en el siglo IV d.C. (Abascal y Sanz, 1993: 86).
Sin embargo, en el mundo galo y anglosajón si podemos encontrarnos con multitud de piezas similares,
11. Durante la campaña de 2017 se recuperó otro ejemplar similar, que en la
actualidad se encuentra en proceso de restauración, por lo que no se ha
incluido en este artículo.
12. En este sentido, merece la pena disfrutar de los ejemplares conservados
en las colecciones del British Museum de Londres o del Metropolitan
Museum of Art de Nueva York, mención aparte de los tesoros ya citados.
El conjunto de elementos para la ingestión de líquidos se encuentra representado por dos ejemplares
(Fig. 4): una pieza (0015016132) de 6 cm de altura,
de sección cónica cuyas paredes se van paulatinamente abriendo hacia el borde. Se encuentra ejecutada
mediante el martilleado de una lámina en cobre o
aleación, que se curva hasta darle la forma deseada,
fijando el cierre de su cuerpo y la junta con su base
mediante lañado con plomo. Presenta un solo asa,
de 1 cm de anchura y sección rectangular, que une
el borde de la pieza con el arranque de la base, de
3,9 cm de diámetro. Recuerda, con muchas reservas,
grosso modo a aquellas tazas o vasos tipo Idria que
tienen su origen en época tardorrepublicana y altoimperial (Erice, 2009). A modo de curiosidad, en el momento de su extracción, el interior de esta pieza se
encontraba repleto de moluscos (almejas) de pequeñas dimensiones.
La segunda pieza identificada como vaso
(0015015716) es bastante diferente de la anterior,
puesto que su forma es cónica, aunque su fabricación, como viene siendo habitual, es idéntica, mediante una lámina que, martilleándola, el artesano
logra darle la forma deseada. Los nexos de unión entre los extremos de la lámina y su base se ejecutan
mediante plomo. Este vaso, además, presenta una
pequeña perforación en su borde, de sección circular,
probablemente para ser suspendido. Su apariencia es
más tosca que el anterior, advirtiendo la posibilidad
de que la pieza se encuentre incompleta, pudiendo,
asimismo, seguir siendo útil tras la reparación de la
misma. En ese sentido, así como en sus dimensiones
generales, recuerda a otras piezas similares halladas
en contextos muy próximos (Caballero, 1985: 100).
A pesar de lo que se pudiese pensar, no son abundantes las referencias bibliográficas a piezas similares,
quizás porque, en muchas ocasiones, se han encuadrado dentro de una categoría tipológica genérica,
como las que presentaba Palol en su estudio (Palol,
1970), posteriormente matizado y ampliado por Caballero (1985), que hoy en día sigue estando vigente
para clasificar estos materiales.
La diferenciación de su forma creemos simplemente que se adecúa al propio desarrollo de estas piezas
y a su vida útil: la vajilla metálica es valiosa en sí, y
muchas de estas piezas se generan a partir del reaprovechamiento de piezas anteriores cuya reparación
123
David EXPÓSITO MANGAS et alii
Figura 5: Cazo de mango horizontal. En el recuadro superior, estado en el que fue hallado.
IV.3. Cazo de mango horizontal
(Cód. 0012004317)
o lañado ya no es posible. En ese sentido, conocemos
por referencias indirectas la existencia de ese oficio
cualificado, el de artesano lañador y estañador, aquel
que perduraba la vida de las piezas metálicas.
En cuanto a referencias inmediatas, ambas formas aquí presentadas recuerdan a elementos similares realizados en otros metales nobles, como la plata; así, podemos encontrarnos paralelos idénticos en
tesoros argénteos romanos13, como el de Boscoreale
descubierto en Pompeya, o el del tesoro de Berthouville (Normandía) descubierto en 1830 y fechado entre fines del siglo II e inicios del III d.C. (Baratte et
alii, 1985: 20-31). Realmente, no debemos alejarnos
tanto puesto que ya existe una compilación bastante
interesante de argentería en nuestro territorio (Pozo,
2005), en el que podemos encontrar piezas muy similares a las aquí presentadas. Como ya hemos apuntado en varias ocasiones, algunos investigadores ya
plantearon en su momento (Fuentes, 1990: 125) la
posibilidad de que muchas de las piezas metálicas
broncíneas bajoimperiales y tardorromanas tuviesen
su origen en una adaptación local, al alcance de un
mayor espectro de la sociedad romana.
De entre la gran cantidad de materiales de hierro
procedentes del nivel que contextualiza las piezas incluidas en este artículo14 destaca la presencia de un
cazo de mango horizontal (Fig. 5), conservado casi de
forma completa, y definido a partir de un mango de
25 cm de longitud y una cazoleta esférica de 7,9 cm
de diámetro, que ha perdido parte de su fondo.
El mango presenta a su vez varios tramos diferenciados, puesto que, si bien tanto la zona de sujeción como
la parte de unión entre el vástago y la cazoleta son anchas, planas y de sección rectangular (la parte proximal
insinúa la existencia en origen de una pequeña perforación circular en la punta, seguramente para insertar
el gancho de suspensión), la zona intermedia es más
estilizada y puede observarse que se encuentra decorada mediante torneado. Recuerda, lógicamente con las
reservas propias dadas por la tipología y la cronología, a
los simpula tardorrepublicanos de mango ternario, en el
cual, entre dos partes horizontales pseudorectangulares
de lados divergentes, se inserta un tramo más estilizado.
La bibliografía con respecto a este tipo de piezas
es bastante abundante y dilatada, puesto que se trata
de un tipo de utensilio que se repite con profusión en
contextos arqueológicos peninsulares y a lo largo de
todo el período romano, sin grandes cambios hasta la
actualidad. Materiales similares los tenemos representados en muchos yacimientos de la península, desde
época tardorrepublicana (Cabeça de Vaiamonte, Mesas do Castelinho, Lezuza, Llano de la Horca, La Custodia, Fuente la Mora, etc.) hasta momentos bajoimperiales, incluidos algunos cercanos en las provincias
de Málaga, Granada o la propia Jaén, muchos de ellos
completos (Pozo, 2004: 91-93).
13. En este sentido, es curioso comprobar como algunos tesoros de plata
tardíos, como el de Kaiseraugst (Gugglsberg, 2003) o el de Mildenhall
(Hobbs, 2005) contienen muchas piezas similares a las presentadas en
este artículo.
14. Entre otras se han podido documentar varias herramientas, cadenas, utillaje agrícola, abundante clavazón, etc. Todos estos materiales están en
proceso de restauración y forman parte de un artículo independiente en
preparación por el equipo de investigación del proyecto.
Figura 4: Vajilla de mesa: taza (imagen superior) y vaso (imagen inferior)
124
VASA ESCARIA. CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LA VAJILLA METÁLICA DE ÉPOCA TARDORROMANA A PARTIR DE VARIOS HALLAZGOS...
Figura 6: Posible plato. A la derecha, imágenes cenitales del anverso y reverso de la pieza.
IV.4. Plato (Cód. 0015015713)
IV.5. Acetre/caldero (Cód. 0012001469)
Entrando ya a describir los elementos de mesa,
las excavaciones llevadas a cabo durante la campaña
estival de 2015 propiciaron el descubrimiento de un
pequeño plato de cobre o aleación (Fig. 6) de paredes ligeramente exvasadas y labio simple de sección
apuntada, con una pequeña base esférica ligeramente resaltada. La pieza, de unos 9,5 cm de diámetro
en el borde, 4 cm de diámetro en su base, y 3,2 cm
de altura, presenta la pérdida de parte de la pared,
aunque da la sensación de que se trata de una zona
reparada en su momento y que volvió a abrirse. El
plato tiene un tamaño sensiblemente superior a una
lanula o plato de balanza, lo que en un primer momento llamó a equívoco15.
El plato fue efectuado a partir de una sola plancha de cobre o aleación, a la que el artesano dio forma mediante el martilleado, destacando la ejecución
y resolución del fondo de la pieza. Aunque de mayor
tamaño al aquí presentado, en el sur peninsular se conocen otros hallazgos, como los de Regina (Casas de
Reina, Badajoz), villa Cortijo Plaza de Armas (Bruñel,
Jaén) y otro ejemplar procedente de las excavaciones
de Cástulo (Blázquez y Uruela, 1984). Tal diferencia en
lo que se refiere a dimensiones provoca serias dudas
acerca de su verdadera funcionalidad; es más, la rotura
generalizada del borde de la pieza hace pensar al equipo redactor del presente artículo, que pudiera incluso
tratarse de un fragmento basal de otra pieza, de perfil
bicónico, no conservada en su totalidad, semejante a
una sítula o a botellas bicónicas como las ya conocidas
procedentes de El Ruedo (Almedinilla, Córdoba) o de la
villa romana de Bruñel (Jaén) (Pozo, 2001: 184-185).
Pieza de cuerpo cilíndrico con fondo plano que se
identifica como un acetre o caldero de paredes bajas, fabricado mediante el martilleado de láminas de
cobre o aleación. El borde se presenta vuelto hacia el
exterior de la pieza. A la pared se le añaden varios elementos de sujeción, realizados en hierro, cuyo estado
de conservación no permite identificar con claridad.
Fue exhumado en un deficiente estado de conservación, con las paredes completamente quebradas y
formando pliegues sobre el fondo de la pieza, lo que
dificultó tanto su extracción como su consolidación y
posterior restauración (Fig. 7). Este complejo proceso
fue llevado a cabo por el equipo de restauración del
proyecto, y ya fue descrito en su momento en publicaciones especializadas (López et alii, 2016: 133-135).
Algunos autores llegan a distinguir diferentes producciones provinciales para los siglos IV-V d.C., puesto
que se observan tipologías diversas entre los calderos
exhumados en la zona del Duero y la Meseta con respecto a los del sur peninsular (Palol, 1970: 191). En
contextos próximos al exhumado en Cástulo se conocen varios ejemplares procedentes de Carcabuey (Córdoba) conservados en el Museo de Priego (Pozo, 1998:
49-50), así como otros ejemplos contemporáneos en la
villa romana de El Ruedo (Almedinilla, Córdoba) (Argente, 1993: 20-21) y Onuba (Huelva) (Amo, 1976: 66).
De todo el conjunto presentado nos encontramos
con una de las piezas con una presencia más profusa dentro del registro material correspondiente a la
vajilla metálica tardía, que, en la Península Ibérica, y,
sobre todo, en las últimas décadas, está proporcionando un mayor número de ejemplos, sobre todo
en la zona del Duero y Meseta central, gracias a la
recuperación de algunos conjuntos significativos procedentes de yacimientos clásicos como Hornillos del
15. En el entorno próximo y mismo contexto estratigráfico-cronológico se
han exhumado al menos dos balanzas completas, aún pendientes de
publicación.
125
David EXPÓSITO MANGAS et alii
Figura 7: 1.- Labores de consolidación y extracción en campo de parte de las piezas metálicas; 2.- Estado de hallazgo del acetre previo a
su extracción; 3.- Pieza estabilizada en laboratorio.
Camino (Burgos), La Olmeda (Palencia), a los que se
unen aquellos que han sido excavados e investigados
en tiempos más recientes, como Cubas de la Sagra
(Sangüino et alii, 2014: 128) o El Rasillo, ambos en la
Comunidad de Madrid.
IV.6. Fuente (Cód. 0012001468)
Pieza correspondiente a una fuente de casquete semiesférico con fondo realzado mediante un pie o umbo
de plomo de sección circular (Fig. 8). Presenta una argolla circular situada bajo el borde, que a su vez se encuentra decorado mediante una cenefa gallonada.
Tanto esta pieza como la anteriormente descrita
conllevaron un enorme esfuerzo de consolidación,
dado el deficiente grado de conservación y la suma
fragilidad. En laboratorio, el equipo de restauración
tuvo que engasar cada una de las piezas con el fin
de afianzar su resistencia mecánica y poder así limpiar las superficies mediante bisturí y brocha (López,
2016: 134). Los trabajos desarrollados continúan en
la actualidad, puesto que es necesario un seguimiento permanente de estas piezas y otras aparecidas en
este mismo contexto, proceso al que, paulatinamente
se van incorporando nuevas piezas de las campañas
de excavación recientes16.
16. Durante la campaña estival del año 2017 se recuperó completa una nueva fuente o pátera de bronce con umbo plúmbeo (Cód. 0017027235),
con las mismas características que la que se presenta en este trabajo.
Al encontrarse en pleno proceso de restauración en el laboratorio del
proyecto el equipo ha preferido no incluirla en el artículo, aunque sí
hacemos constar de su existencia. Asimismo, en trabajos próximos se
acometerán los estudios particulares de otros conjuntos significativos exhumados en el mismo contexto que las piezas aquí presentadas, como
son el utillaje de hierro, los vidrios y la industria en hueso.
Figura 8: Estado de conservación de la fuente umbilicada (arriba) y
ficha de diagnóstico de restauración (abajo).
Con respecto a materiales o referentes inmediatos
de estas piezas, el avance de la investigación va proporcionando nuevos ejemplos que se suman a los ya
conocidos en la bibliografía, que ya fueron incluidos
en los trabajos clásicos (Caballero, 1985). Además de
algunos ejemplos cercanos, en los últimos años se ha
producido un notable avance en el conocimiento de
estos materiales en la zona central peninsular, gracias
a las investigaciones llevadas a cabo sobre todo en el
área carpetana (Pozuelo y Vigil-Escalera, 2003: 283).
Estos ejemplares proceden de un tipo de piezas que
aparece con asiduidad en contextos altoimperiales, y
evoluciona constantemente en los siglos siguientes
(Erice, 2007: 206-207).
V. CONCLUSIONES
No debemos pasar por encima una de las principales características del conjunto de materiales aquí
presentados: su contexto. La aparición de vajilla doméstica en contextos de uso, algo que no es habitual,
nos brinda una información crucial, y es la de poder
vincular estos objetos con todos aquellos materiales
con los que interactuaban en combinación durante la
vida de uso funcional de los mismos. No debemos olvidar que la propia naturaleza de estas producciones
metálicas siempre les ha conferido un valor intrínseco,
hecho que se ha demostrado en múltiples ocasiones,
126
VASA ESCARIA. CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LA VAJILLA METÁLICA DE ÉPOCA TARDORROMANA A PARTIR DE VARIOS HALLAZGOS...
al formar parte de los elementos de ajuares de tumbas
o protagonistas de ocultaciones intencionadas, hecho
por el cual, adquieren una función complementaria
que les aleja de su uso cotidiano.
La ciudad de Cástulo, en su etapa bajoimperial
y tardoantigua, a partir de las campañas de excavación realizadas, continúa mostrándonos su verdadera
realidad, puesto que, en un proceso general, que se
desarrolla en todo el imperio, de desestructuración
y paulatino declive, los primeros datos obtenidos en
este enclave demuestran que aún mantiene una gran
presencia en muchos aspectos, hasta, al menos, inicios del siglo VII d.C., momento en el cual se tiene
constancia del traslado de la sede episcopal a la vecina ciudad de Biatia (Baeza). De hecho, dentro del
área amurallada de la ciudad, el registro estratigráfico
obtenido en muchos de los puntos sondeados presenta niveles contemporáneos al aquí estudiado, lo
que testimonia que aún estaba ocupada gran parte
de la trama urbana antigua, y todo eso cuando, en
términos cuantitativos, solo se ha excavado apenas un
1% del terreno.
El proyecto Cástulo Siglo XXI, heredero del anterior, pretende en los próximos años continuar con
su principal labor, la de poner en conocimiento de la
sociedad el potencial y esplendor de la ciudad, con
una secuencia ininterrumpida en un mismo lugar de
4.000 años de historia. El equipo arqueológico que
trabaja dentro del proyecto de investigación seguirá
aplicando el mismo protocolo de actuación: conocer,
divulgar, proteger.
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